La vejez es un tributo a la vida, pero, esa plitesia que se nos da, pasa a ser la transgresión insolente en el tiempo, la sombra es obsecuente y grotesca, como tal en la existencial menoscaba la dignidad humana, donde los sentidos están sobre actuando en la imaginación, Pero a pesar del decrecer tengo un pasado y un presente feliz con sueños y proyectos, aveces logrados otros no. El echo de vivir en la creación hace reforzar mis ansiedades con la vehemencia esperanzada de cada día que se sucede.
Hoy al margen de lo vivido es sentirse agradecido, levantarse cada mañana y poder ser el sol reflejado en la ventana, que con la energía de una secta nos pega en el alma como una caricia.
Cautiva de años inciertos
permanezco en plenitud
como una llama viva
que se desvanece tiemula
hasta extinguirse voluptuosa
al paso suave de la brisa.
