Mañanas mansas de domingos
procesa el tiempo en la periferia,
a lo largo, las veredas solitarias,
oigo, el trote de cascos en la calzada.
Respirar el aire que se hace puro
de la ciudad, todavía silenciosa
siento advertir, aroma de jazmines
al frenesí del miriñaque en las señoras.
Los arboles con nostalgia de carruajes
golpean, en las calles de adoquines,
los cocheros a prisa, zurran a justa
las damas con donaire en el pasar.
La avenida de Mayo y el Tortoni
en el ambiente, se respira a historia
asoma al pasado de fantasmas
prisionera, de una mesa de café.
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