Viví como todo habitante confundida en la
lucha diaria de los tiempos de sombras, alegrías y esperanzas sin limitar mis
sueños. Así en la alternancia se concretaron mis inquietudes.
Por
un lado el arte en la plástica, pienso que fue el germen que anidó en mí, en su
origen, hasta emerger en lo profundo del ser. En la plástica cada pintor plasmó
su época desde lo clásico se fue abriendo a nuestras tendencias en la búsqueda
de sentimientos y proyectos. Es por eso que donde no está la palabra, el hombre
a través de la mano en su prolongación, transmite su sentir, ya sea con la
pluma o el pincel; la pintura siempre deja un mensaje en el estilo y en las
costumbres, es creador del arte visual. El espectador desde la mirada a ese
espacio encuadrado que en un momento fue como una página en blanco, se
transforma en una imagen representativa al transmitir su estímulo, su pasión,
el placer profundo de lo realizado en un lenguaje de color.
En
mi sentir no todo quedo ahí en lo estático, la pasión me llevó de la expresión
a la palabra. Cómo guardar ese aleteo de mariposas que tienden a buscar
emanciparse del encierro, lugar en que se hallan. Cómo retener el sentimiento
estremecedor que se manifiesta en el interior del alma, pasar a la mente y
llegar a la pluma para enardecer la palabra en voces? Atrás, han quedado las
preocupaciones, hoy, en la emancipación me dejo llevar por la emoción, percibo
como un halo a mi alrededor nostalgia. Agradecida de la vida y de la naturaleza
me considero en su limitado ante la inmensidad.
Por
lo tanto muestro humanamente el pensamiento, no da más, por el hecho, que no
mueran en el vacio estas hojas que un día fueron escritas con mucho amor, en un
rincón olvidadas.
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